final lo perdieron todo. Pero por encima de todo, perdieron la conciencia de la bondad de Dios; lo vieron como alguien que pretendía su mal; en lugar de amarle por sus leyes le temieron (Génesis 3:10). Claramente, odiaron su autoridad, por lo que se escondieron de Él en el huerto. Desde entonces, el mundo ha estado escuchando la voz equivocada. Es cierto que hay un griterío golpeando la mente del hombre, pero en realidad es una única voz. Todo lo que no es de Dios en última instancia es del diablo.
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